Fundación EBC

Problématica educativa

  • De acuerdo con la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), de los países que componen el organismo, México es merecedor de uno de los porcentajes más bajos de jóvenes que ingresa a la universidad. Si bien poco más de 2.93 millones de personas mayores a los 20 años se encuentran inscritos dentro de una institución de educación superior pública o privada.

  • Datos de la Secretaría de Educación Pública (SEP), indican que únicamente el 24% de los jóvenes mayores de edad en todo México, se encuentran inscritos en alguna institución educativa de nivel superior. Proporción muy baja si se compara con los casos de países como Australia, Islandia o Corea del Sur, en donde más del 60% de sus jóvenes se encuentran cursando estudios universitarios.

  • Además de la poca cobertura que existe en materia de educación superior, el número de jóvenes que logra culminar con sus estudios es muy bajo. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), sólo 8 de cada 100 alumnos que comienzan sus estudios en la universidad logra terminarlos.

  • Las dos principales causas de deserción a nivel universitario son el disgusto o el poco interés en el estudio (37.4%) y por situaciones económicas (35.2%). Con respecto a la primera causa de deserción, ésta falta de interés se debe en gran medida al desempleo y baja remuneración ligada a los estudios universitarios.

  • Los altos precios de las colegiaturas en las universidades privadas es también uno de los elementos que ayudan a explicar la deserción universitaria por cuestiones socioeconómicas. De acuerdo con información del INEGI, la colegiatura de una universidad privada puede oscilar entre los $14,500 hasta los $111 mil pesos semestrales. Estos altos costos en una sociedad en donde el salario mínimo es de poco más de $70 pesos hacen de la deserción escolar por razones económicas una situación bastante común en la educación superior.

  • En el país también existe una desigualdad territorial muy grande respecto a las posibilidades que tienen los jóvenes de acceder a la educación universitaria. Con base en información del INEGI, las cinco entidades del país con las peores oportunidades para los jóvenes para estudiar una carrera universitaria son: Guanajuato, Chiapas, Quintana Roo, Michoacán y Guerrero. Más del 77% de los jóvenes en esos estados no cuentan con oportunidades para estudiar en alguna institución de educación superior. Por el contrario, en lugares como la Ciudad de México, esta cifra disminuye al 58.5%, lo que equivale a una diferencia de hasta 20 puntos porcentuales entre cada entidad federativa
En México sólo el 25% de los jóvenes mexicanos entran a la universidad.

En México sólo el 25% de los jóvenes mexicanos entran a la universidad.

La cobertura en educación superior en México de 32%, es inferior a la de varios países de América Latina como Cuba o Puerto Rico
                  con 86%.

La cobertura en educación superior en México de 32%, es inferior a la de varios países de América Latina como Cuba o Puerto Rico con 86%.

En México 3 de cada 10 jóvenes en edad de obtener educación superior acceden a ella.

En México 3 de cada 10 jóvenes en edad de obtener educación superior acceden a ella.

¿Qué pasa si esto se revierte?

Si lo revertimos, se genera un cambio benéfico en las actitudes y valores sociales del país, así como la mejora y fortalecimiento de la libertad de expresión y pensamiento. Los profesionistas se convierten entonces en los principales impulsores de la educación superior hacia el resto de la población y fungen como ejemplo entre los habitantes.
También aumenta la participación y la organización social en los asuntos públicos, tanto en niveles locales como nacionales. Se hace eficiente el crecimiento de la economía, ya que los trabajadores son más creativos y productivos, y su mayor nivel de conocimiento mejora los procesos de producción, crece la innovación y se diversifican los productos, al aplicar nuevas tecnologías y al incrementarse la investigación para la ampliación del mercado interno y externo, se fortalece la economía nacional, hecho que trae aparejado el descenso del desempleo y la delincuencia (junto a sus costos de prevención y persecución, que disminuyen proporcionalmente).
A nivel social, cuando hay un incremento en el nivel educativo y socioeconómico de los habitantes, se reduce la desigualdad.
¡Revirtamos Juntos estas cifras!